Construido en el año 1887 por Vicente Gangutia, el molino de Nanclares se ha convertido en uno de los edificios más emblemáticos de la localidad a lo largo de su historia.
HISTORIA
La existencia documentada de molinos en Nanclares data del siglo XVII. En tan lejana fecha, el Conde de Orgaz, Juan de Mendoza Rojas y Guzmán, era propietario de dos instalaciones en lo que hoy se conoce como el arroyo del Piojo. En el año 1773, el conde arrienda estos dos pequeños edificios al vecino de Nanclares Fernando Pérez de Loyo.
En el año 1887, Vicente Gangutia y Elejalde, un herrero que había llegado a Nanclares años antes procedente de Elorrio, adquiere el denominado Molino de Arriba y, sin entonces saberlo, construye sobre él una edificación que será testigo del devenir del municipio durante 130 años y que en su larga vida albergará un molino, viviendas, lonjas y hasta un negocio de carpintería. Ahora, una vez remodelado, está a punto de recobrar la vida con uso cultural y administrativo.
Vicente Gangutia construyó un edificio de tres alturas. En la planta baja, dedicada al negocio de la molienda, insertó dos piedras y la maquinaria más avanzada de la época. Con la fuerza de caudal del río, trituraba la piedra que extraía de un terreno en Peñalba y la dejaba lista para la extracción de la cal. Con el paso de los años va adquiriendo los terrenos adyacentes y construye diversas estancias -hoy derruidas- destinadas a almacén, nevera y fragua. Finalmente, levanta el edificio en el que se ubica el horno de cal. Durante años, la instalación combina sus funciones de molino de cal y cereal.
Poco a poco, la producción de cal hidráulica va decayendo y en los años 50 Gregorio Guinea adquiere las instalaciones, destinándolas exclusivamente a usos agrícolas. Años más tarde, la planta baja el edificio principal acoge un taller de carpintería, hasta que a finales de la década de los 80 queda prácticamente abandonado.
ACTUALIDAD
En 2011, el Ayuntamiento de Iruña de Oca decide hacerse con la propiedad de todo el conjunto para proceder a su recuperación. Se derriban las zonas destinadas a cuadras y almacenamiento, se reconstruye el horno de cal, declarado monumento industrial del País Vasco, y se comienzan las actuaciones en el edificio principal con el vaciado interior y revestimiento de los muros. El edificio está destinado a albergar la biblioteca municipal, oficinas y un espacio destinado a información turística del municipio.
CARACTERÍSTICAS
Fachadas de mampostería y estructura de madera. Tras la restauración, el edificio ha quedado distribuido en tres alturas, con una planta baja en la que se ha respetado el espacio que ocupaba la maquinaria del molino y una zona diáfana que permite ver el cauce del río. En la primera y segunda plantas se dispone de 180 metros cuadrados todavía sin distribuir.