Las torres de El Encinal, Vayagüen y Almoreta forman parte de un entramado edificado durante la III Guerras Carlista, en 1875, con el fin de transmitir informaciones.
En la parte superior de cada una de ellas se ubicaba un telégrafo óptico, un utensilio diseñado para ser visto a gran distancia configurando diversas señales por medio de un mecanismo operado por una o varias personas. Colocando varias torres en cadena podía hacerse que cada torre repitiese el mensaje de la anterior, propagándose así y recorriendo grandes distancias en un tiempo muy inferior al que requería un mensajero a caballo.